martes, 10 de noviembre de 2009

Agradecer a tiempo









Publicado por: Patricia Sandino Chiari




El agradecer es actuado y pensado como un acto divino. Inclinamos la cabeza y damos gracias al Ser supremo por nuestros alimentos, salud, empleo y felicidad.

¿Acaso todo aquello que vivimos y disfrutamos es sólo gracias a los seres supremos?

¿Dónde reside la idea del “hombre como ser social”?

El día a día es lo que hace la vida llevadera, satisfactoria, profunda y abundante.

El estilo de vida llevado es gracias a nuestras elecciones y gracias a otros que nos brindan o brindaron amor, oportunidades, aliento, buenos y malos momentos, que conjuntados nos convierten en lo que hoy somos. Dichas influencias muchas veces no las agradecemos hasta que la gente muere.

Se piensa que la muerte nos convierte en seres celestiales al pasar a una vida divina, diferente a la terrenal. Siendo esta idea la que finalmente nos da la licencia para brindar agradecimiento y reconocimiento a la persona que ahora ha muerto.

Encontrándonos así, en los funerales, escuchando o expresando comentarios maravillosos de aquél que murió.

Por ejemplo:

Era un buen padre.
Era un excelente amiga.
Siempre me apoyó en todos mis proyectos.
Su alegría nos iluminaba el día.

No estoy en contra de estos comentarios sino del momento y circunstancia en que se emiten.

¿No sería mas provechoso que la persona estuviera viva y escuchara cómo influenció a los demás?

Ciertamente en un funeral aquél del cual se habla no aprecia lo que de él se dice.

Cuando la persona muere los vivos lamentamos no haberle expresado o galardonado la forma en que modificó nuestra vida. La culpa nos embarga si nos encontrábamos en malos términos con él o ella.
Otro aspecto al cual le damos un toque de divinidad es la enfermedad. Dicho toque nos convoca a abrir el corazón y hacer un análisis de conciencia de nuestra relación con el enfermo. Nos vemos rectificando, retribuyéndole.

Ustedes me podrán decir:

No sabría como agradecer y qué agradecer.
Todos a los que amo saben que me han ayudado mucho.

Y yo les pregunto,

¿ Acaso las demás personas pueden saber aquello que no les has expresado?
Ciertamente al no practicar comúnmente el agradecimiento terrenal, cuesta trabajo incluso pensarlo.

Te sugiero hacerte algunas preguntas como:

¿ Cómo ha sido mi vida diferente al tener a ________en mi vida?

¿ De qué forma _____me ha ayudado?

Devolvámosle al otro(a) lo que le toca, lo que ha hecho por nosotros en cualquier ámbito sentimental, laboral, amoroso; enmendar esos resentimientos que nos han causando sinsabores.

No esperes a que las personas mueran o enfermen para expresarte positivamente.
Cuantas voces se han quedado sin hablar y que callarán para siempre, porque cuando la persona ya no está. por mas que gritemos no nos escuchará.

Te imaginas ¿qué pasaría si alguien que leyera este artículo decidiera que tu
eres la persona a la cual debe agradecer? Considero que es el mejor regalo que podemos recibir y dar.

Si tu eres de las afortunadas en recibirlo, te pido que sólo inclines la cabeza y digas “Gracias”

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Agradecer a tiempo

Publicado por: Patricia Sandino Chiari




El agradecer es actuado y pensado como un acto divino. Inclinamos la cabeza y damos gracias al Ser supremo por nuestros alimentos, salud, empleo y felicidad.

¿Acaso todo aquello que vivimos y disfrutamos es sólo gracias a los seres supremos?

¿Dónde reside la idea del “hombre como ser social”?

El día a día es lo que hace la vida llevadera, satisfactoria, profunda y abundante.

El estilo de vida llevado es gracias a nuestras elecciones y gracias a otros que nos brindan o brindaron amor, oportunidades, aliento, buenos y malos momentos, que conjuntados nos convierten en lo que hoy somos. Dichas influencias muchas veces no las agradecemos hasta que la gente muere.

Se piensa que la muerte nos convierte en seres celestiales al pasar a una vida divina, diferente a la terrenal. Siendo esta idea la que finalmente nos da la licencia para brindar agradecimiento y reconocimiento a la persona que ahora ha muerto.

Encontrándonos así, en los funerales, escuchando o expresando comentarios maravillosos de aquél que murió.

Por ejemplo:


Era un buen padre.
Era un excelente amiga.
Siempre me apoyó en todos mis proyectos.
Su alegría nos iluminaba el día.

No estoy en contra de estos comentarios sino del momento y circunstancia en que se emiten.

¿No sería mas provechoso que la persona estuviera viva y escuchara cómo influenció a los demás?

Ciertamente en un funeral aquél del cual se habla no aprecia lo que de él se dice.

Cuando la persona muere los vivos lamentamos no haberle expresado o galardonado la forma en que modificó nuestra vida. La culpa nos embarga si nos encontrábamos en malos términos con él o ella.
Otro aspecto al cual le damos un toque de divinidad es la enfermedad. Dicho toque nos convoca a abrir el corazón y hacer un análisis de conciencia de nuestra relación con el enfermo. Nos vemos rectificando, retribuyéndole.

Ustedes me podrán decir:
No sabría como agradecer y qué agradecer.
Todos a los que amo saben que me han ayudado mucho.

Y yo les pregunto,
¿ Acaso las demás personas pueden saber aquello que no les has expresado?
Ciertamente al no practicar comúnmente el agradecimiento terrenal, cuesta trabajo incluso pensarlo.

Te sugiero hacerte algunas preguntas como:
¿ Cómo ha sido mi vida diferente al tener a ________en mi vida?
¿ De qué forma _____me ha ayudado?
Devolvámosle al otro(a) lo que le toca, lo que ha hecho por nosotros en cualquier ámbito sentimental, laboral, amoroso; enmendar esos resentimientos que nos han causando sinsabores.

No esperes a que las personas mueran o enfermen para expresarte positivamente.
Cuantas voces se han quedado sin hablar y que callarán para siempre, porque cuando la persona ya no está. por mas que gritemos no nos escuchará.

Te imaginas ¿qué pasaría si alguien que leyera este artículo decidiera que tu
eres la persona a la cual debe agradecer? Considero que es el mejor regalo que podemos recibir y dar.

Si tu eres de las afortunadas en recibirlo, te pido que sólo inclines la cabeza y digas “Gracias”